Su nariz era gigante, y sus ojos tan pequeños como un pulgar. Su boca era tan grande como su nariz, y sus orejas una mas grande que la otra.
Pero era buena persona. Siempre feliz, y muy nervioso. Era muy indeciso, siempre dudaba de todo. Aunque sobretodo era muy dicharachero: no paraba de hablar todo el día con Don Quijote.